Casi dos años de espera. El hype, como no podía ser de otra manera, estaba disparado y la tercera temporada de 'Stranger Things', estrenada un día tan señalado como el 4 de julio y devorada ya por millones de personas en apenas una semana, consigue salir airosa frente a las expectativas. Los hermanos Duffer se confirman como unos maestros de las aventuras clásicas, del terror teenager y de la nostalgia bien entendida (además de ser poseedores de eso tan etéreo que es el sentido de la maravilla) y nos entregan la que posiblemente sea la mejor entrega de la serie hasta el momento.
La trama de esta temporada, ambientada en el verano de 1985, unos meses después de los hechos de la segunda temporada, tiene ecos a 'La invasión de los ultracuerpos' con ramalazos viscosos de 'La Cosa' de Carpenter, del terror de centro comercial del 'Amanecer de los muertos' de Romero e incluso de 'Amanecer Rojo' porque, ya estaban tardando, los rusos hacen acto de presencia en Hawkins, Indiana. Spielberg y King, por su parte, están de nuevo muy presentes. Luego las referencias a otras películas y productos de la cultura popular se cuentan por centenares (en este artículo de IndieWire las recopilan TODAS... tardas más en leer el artículo que en ver la serie prácticamente).
Netflix ha metido mucho dinero en esta temporada y se nota en unos valores de producción de autentico blockbuster pero el alma de 'Stranger Things' sigue siendo la capacidad para mezclar géneros y, sobre todo, su fantástico reparto, en especial los niños, que ya no son tan niños pero siguen siendo los mejores. Este reparto consolidado tiene pocas adiciones pero muy interesantes, en especial la de Robin, interpretada por Maya Hawke (hija de Ethan Hawke y de Uma Thurman), que se hace querer muy rápido y forma un cuarteto genial e improbable (la Scoop Troop) con Steve, Dustin y Erica, que por fin tiene el lucimiento que venía mereciendo. La cuota revival se cubre con Cary Elwes, el recordado protagonista de 'La Princesa Prometida', convertido aquí en un alcalde corrupto a lo 'Tiburón'.
Si algún "pero" se le puede poner (además de un innecesario bombardeo de pop comercial ochentero que le quita visibilidad a la más que apañada partitura de Kyle Dixon y Michael Stein) a esta temporada de 'Stranger Things' es que renuncia por completo a indagar en el pasado de Eleven y el resto de niños con poderes de los experimentos de Brenner, lo cual hace que el 2x07 (el bottle cap de Eleven huyendo a Chicago) tenga menos sentido del que ya tenía en su momento. Veremos si recuperan esta prometedora trama en algún momento.
La cosa se queda lo suficientemente abierta e interesante para que las más que seguras siguientes temporadas tengan por donde tirar (y más con ese epílogo). Desde el final de 'Juego de Tronos' se viene hablando de cuál será la nueva 'Juego de Tronos', la serie estrella que domine las conversaciones y sea un fenómeno mundial, pero es que la nueva 'Juego de Tronos' ya está aquí desde hace unos años: Hawkins es el nuevo Westeros (aunque la política de Netflix de liberar las temporadas de una vez juegue algo en su contra). Y todo parece indicar que 'Stranger Things' tiene cuerda para rato, mucho rato.
Pd1: sí, 'Regreso al Futuro' se estrenó en USA el 3 de julio de 1985.
Pd2: lo de la New Coke.
Un saludete guap@s.
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