La segunda temporada de Juego de Tronos (lo que vendría a ser la adaptación de Choque de Reyes) se estrenará en usamerica el 1 de Abril y ya hay un trailer bastante potente (lo tienes sobre estas líneas) que han hecho florecer de nuevo en mi interior Lannister las ganas de la saga de George R. R. Martin.
Después de ver el gran ejercicio de casting realizado para casi todos los personajes de Juego de Tronos, ardo en deseos de ver las caracterizaciones de personajes tran cruciales y queridos como Melisandre, Sir Davos, Asha Greyjoy, Brienne de Tarth, Quorin Mediamano o Jaq'en (también a Stanis Baratheon aunque a este lo quiero bastante menos) además de comprobar si el dinero y el buen hacer son suficientes para llevar a cabo algunos pasajes del libro realmente tremendos (alguno de los cuales ya se intuye en el trailer).
Ya queda menos para el Invierno.
Pd: el 1 de Abril (April's Fool, por cierto) también vuelve otra pedazo de serie como The Killing. Además, tan sólo unos días antes, el 19 de Marzo, se estrenará una serie que, después de ver su piloto, tiene una pinta realmente fantástica: Touch. Buena primavera de series nos espera, hamijos.
El vídeo de arriba es un claro ejemplo del poder de Internet: un tipo llamado Casey Pough entró en un foro de fans de Star Wars y pidió a la gente que se apuntara para re-rodar entre todos el capítulo IV de su saga favorita. Rápidamente miles de fans se unieron, dividieron la cinta original en escenas de 15 segundos y cada uno se encargó de rodar su parte usando los medios a su disposición. Luego las juntaron y desde la semana pasada tenemos entre nosotros Star Wars Uncut: Director's Cut, una jodida obra de arte de la era de Internet (con Emmy incluido para sus cabezas pensantes).
Luego están los políticos y los representantes de la industria (mafia) de la cultura, todos carcas y corruptos, que nos demonizan y nos criminalizan con el único objetivo de frenar la evolución y seguir montados en el dolar de la manera indecente en la que lo están ahora.
Pero la evolución es imparable. Así ha sido siempre y así será.
Christina Hendricks. Norteamericana de Tennessee. 36 años. Actriz. Casada con el actor Geoffrey Arend (vivir para ver). La has visto en Firefly, Mad Men o Drive. La verás en la quinta temporada de Mad Men y en cualquier lista de neumáticas que se precie. Es la Chica de la Semana en Kalimero's Zone. Enhorabuena.
Steven Moffat es una de las cabezas pensantes de moda (tanto que Spielberg y Jackson lo contrataron para que escribiera su aproximación al mito de Tintín). La mayoría de los parabienes los ha cosechado gracias a Doctor Who... serie que yo no veo. Sí vi, por contra, Jekyll, donde actualizaba la leyenda de la novela de Robert Louis Stevensson, y la verdad es que me encantó.
Si con apenas unos cientos de páginas podía hacer esas virguerías, con la ingente cantidad de material sobre Sherlock Holmes que hay publicado, Moffat (y Mark Gattis, el hombre detrás de The League of Gentlemen [1]) podía hacer algo realmente rompedor. La primera temporada de Sherlock apuntaba maneras y tenía cosas muy buenas (de hecho me gustó bastante) pero se quedaba como a medio camino. Esta segunda temporada, tan corta (3 capis) como la anterior, sin embargo, pisa el acelerador y hace que la espera de más de año y medio haya merecido realmente la pena.
Y eso que la resolución del cliffhanger con la que terminaba la T1 con la que arranca esta nueva temporada no puede ser más ridículo. Luego remonta ya que las historias que adapta (de manera sui generis, eso si) son bastante mejores (Escándalo en Bohemia, El Perro de los Baskerville y El Problema Final), el personaje de Watson mejora y deja de ir a remolque de Sherlock para convertirse en su compañero, Benedict Cumberbatch sigue impecable como Holmes, Paul MacGuigan dirige con su tesón habitual [2], un inspiradísimo acercamiento a un personaje mítico como Irene Adler (genial Lara Pulver) y a la ingente cantidad de detalles y homenajes que pueblan cada minuto de los 90 que dura cada episodio.
Lo peor: algunos agujeros de guión (¿por qué carajo grita la niña?) y el actor que interpreta a Moriarty (Andrew Scott): sobreactuado al límite, irritante y con voz de pito, muy por debajo del nivel de Cumberbatch o Freeman. Por lo demás, nada que objetar... ah, bueno, si: que seguramente tengamos que esperar otro año y medio para ver la tercera temporada.
¡Cuidado! Warning! Achtung! Spoilers con sintetizadores
El Conductor llega puntual al sitio acordado. Coloca su reloj de pulsera alrededor del volante y empieza la cuenta atrás. Va a esperar 5 minutos a los ladrones. Es ajustar demasiado y cuando empiezan la huida del lugar del hurto, la policía ya ha identificado el vehículo: un Chevy Impala. Por suerte es un coche muy común (el más común en California) por lo que El Conductor decide no empezar una huida a toda mecha sino jugar a un tenso gato y ratón con la policía. Parece que el juego está perdido por lo que El Conductor decide meterse en el aparcamiento del Staples Center (donde acaba de terminar un Lakers - Clippers) y, ante la atónita mirada de los ladrones, aparcar y salir andando tranquilamente entre la multitud mientras la policía se echa encima del vehículo.
Lo narrado en el parrafo anterior corresponde a la secuencia precréditos de Drive y sirve de ejemplo perfecto para lo que es el resto de la película: una historia sencilla y ya vista con anterioridad [1] pero que termina siendo algo diferente e, incluso, sorprendente. Se trata de la primera aventura americana (y primera que se estrena en cine en España) del director danés Nicolas Winding Refn y sin ser ninguna obra maestra sí es de esas películas icónicas que perduran durante mucho tiempo en la conciencia colectiva.
La película cuenta con cuatro protagonistas claros: Ryan Gosling en el papel de El Conductor, Los Ángeles, las explosiones repentinas de violencia y la música. Gosling, un muy buen actor que normalmente suele elegir bastante mal sus papeles, borda un personaje que en apariencia es sencillo (robótico, insensible, de expresión única, parco en palabras) pero que en el fondo es de extrema complejidad ya que desde su primera aparición (apoyado en la ventana hablando por teléfono con la ya mítica chaqueta del escorpión calada) se nota que el director (y el guionista [2]) quiere convertirlo en mito. Así Gosling pone media sonrisa torva y mondadientes donde Clint Eastwood ponía mueca de desagrado y cigarro... y sale triunfador.
El resto del reparto cumple, en especial un Albert Brooks alejado de la que uno espera de él (y cuya nominación al Oscar se da casi por segura). También lo hacen Bryan Cranston, Oscar Isaac [3], Christina Hendricks y Ron Perlman. Tampoco se puede desdeñar a Carey Mulligan (y sus caritas de quiero y no puedo tirármelo) como la vecina y desencadenante Irene, aunque la verdad es que la talentosa chica parece haberse encasillado algo en ese papel de chica pavisosa.
El segundo protagonista de la peli es la ciudad de Los Ángeles. Refn, desde los mismos ochenteros títulos de crédito, muestra una L.A. nocturna que no parece de este mundo sino compartir el mundo de las películas de Michael Mann, las novelas de Brett Easton Ellis [4] o incluso del Mulholland Drive de David Lynch (parece que en cualquier momenta pueda aparecer Rebekha del Rio y marcarse una tonadilla). Muchas veces nos obnubilamos con Nueva York pero esta peli nos recuerda lo magnética que puede ser esta ciudad... y más si va acompañada de una música adecuada.
Y es que la banda sonora de Drive es de esas que se te quedan grabadas por lo bien que casan con lo que estas viendo. Con otra música hubiera sido otra peli distinta, mejor o peor, pero distinta. La música incidental es de Cliff Martínez [5] y su caracter ambiental y el uso de sintetizadores le da un toque ochentero que resulta muy apropiado. Sin embargo es en las canciones adicionales donde Winding Refn se revela como uno de esos directores como Tarantino, Cameron Crow o Zach Snyder con una sensibilidad especial para elegir canciones ajenas y que encajen como un jodido guante en las escenas elegidas. ¿O es que esos títulos de crédito con tipografía horrible y color hortera serían lo mismo sin la música de Kavinski?
Grupos y djs franceses e italianos de sensibilidad ochentera (muy en plan M83, por ejemplo) jalonan las escenas más relevantes [6] entre las que se encuentran, como no podía ser de otra forma, esas tremendas explosiones de violencia que surgen como erupciones volcánicas en medio de una narración parsimoniosa, casi contemplativa (destacando, sobre todo, la tremenda escena del ascensor, que es La Escena de la película y, si me apuras, La Escena del año [7]). Pero incluso aquí, el amigo Nicolas Winding Refn resulta imaginativo y si toda la recta final de la peli resulta feroz y sangrienta, para el enfretamiento final entre El Conductor y Bernie Rose recurre a... bueno, mejor no spoilear tanto, ¿no?
En fin, que me alargo demasiado, una de esas pelis que hay que ver, como León u OldBoy, porque ofrece algo diferente a lo que estamos acostumbrados en el cine de acción o thriller. Una peli a la que este montón de líneas no le hacen justicia, por lo que quizás quieras leer otras reseñas:
Pd: sí, me he dado cuenta de que no he puesto nota...
[1] La historia viene a ser la misma que la del célebre western Raíces Profundas y la del remake inconfeso que de esta hizo Clint Eastwood, El Jinete Pálido.
[3] Su personaje se llama Standard... ¿qué clase de nombre es Standard?
[4] Ya se que las novelas de Easton Ellis están llenas de pijos de clase alta que no aparecen por ninún lado en Drive pero no se, desprenden un aroma como de ser la otra cara de la moneda del mismo universo. No se si me explico...
[5] Que en su juventud, antes de dedicarse a las bandas sonoras, fue batería en los dos primeros discos de Red Hot Chilli Peppers.
[6] Aunque para una de las más importantes recurre a un baladón procedente de una ignota peli italiana de los 70s en un recurso ante el que no se puede hacer otra cosa que aplaudir.
[7] Muchos se quedarán con que el ascensor tarda más de dos minutos en bajar desde una cuarta planta hasta el aparcamiento, pero son el tipo de gente con lo que no deberías juntarte.