¡Cuidado! Warning! Achtung! Spoilers por todos lados
Hasta que en 1986 todos los Los superhéroes y los supervillanos existen y durante mucho tiempo camparon a sus anchas por el ancho mundo. Los superhéroes ganaban siempre las apocalípticas batallas de superpoderosossupervillanos del mundo se unieron en La Fraternidad y atacaron conjuntamente, derrotando a todos los superhéroes. La decisión que tomó La Fraternidad después de esta gran victoria fue bastante curiosa: en vez de arrasar con todo el planeta y dedicarse a hacer El Mal a gran escala decidieron borrar de la memoria del pueblo llano la existencia de seres superpoderosos (relegándolos a los comic-books) y convertirse en los amos subterráneos del crimen y ganar dinero a espuertas (vamos, unos vulgares ladrones). Esta es la situación cuando uno de los supervillanos más célebres, The Killer, es brutalmente asesinado. Para sustituirlo, el Profesor Solomon, decide que los genes son lo mejor y recluta al hijo que The Killer abandonó siendo un bebe. Wesley Gibson, mediocre y poca cosa como el sólo, entra a formar parte de La Fraternidad en un momento bastante delicado: cuando el malvado y tópico Mr. Rictus está planeando un golpe de estado que puede dar lugar a una guerra civil.
Esta es la premisa argumental de Wanted, una premisa que en manos de un guionista de calidad podría haber dado lugar a una obra maestra, a un Wachtmen de los supervillanos. No había razones para pensar que Mark Millar, uno de los niños mimados del comic yankee, no iba a ser ese guionista de calidad pero después de leer las 144 páginas que conforman los 6 números de Wanted hay que decir que Millar ha dejado de lado el construir una historia sólida y unos personajes con alma a partir de la premisa antes expuesta en favor de la provocación gratuita a base de soeces chistes de caca, culo, pedo, pis. Este hecho me ha llevado a hacerme muchas preguntas:
¿Nadie le dijo a este hombre que este tipo de chistes hace mucho que dejaron de ser políticamente incorrectos para ser simplemente de mal gusto? ¿De verdad se cree Millar que por pasar un par de meses trabajando en un matadero un mediocre de la vida como Wesley Gibson se puede convertir en un psicópata sin escrúpulos como The Killer? ¿Por qué si ya no hay superhéroes contra los que luchar y viven en una lujosa clandestinidad, siguen usando sus viejos trajes los miembros de La Fraternidad? ¿El personaje de The Fox está para algo o es que simplemente pensó que hacía falta una tía buena si o si? ¿Se puede crear un malvado más tópico y ridículo que Mr. Rictus? ¿Por qué Wesley y The Fox eligen el bando que eligen cuando estalla el golpe de estado? ¿No se da cuenta Millar que ese giro final de la última página del quinto número niega algo que no es que hayamos intuido sino que hemos llegado a ver en las primeras páginas? ¿No se da cuenta de que eso es un insulto al lector? ¿El aburrido último número tiene su razón de ser en que Millar se dio cuenta a mitad de camino de que le estaba quedando una historia sin pies ni cabeza? ¿Por qué la moralina final de deja de ser un mediocre y haz algo grande tiene ese tufillo a El club de la Lucha y queda tan impostada?
Por suerte, la dejadez en las letras que exhibe Mark Millar la compensa el extraordinario trabajo en los dibujos de J. G. Jones, un dibujante al que tengo que reconocer que no conocía de nada y que me ha sorprendido gratamente por su estilo cinematográfico, su gusto por el detalle, sus espectaculares splash-pages y una fluidez narrativa que hace que no haga falta ni leer los bocadillos para seguir la historia.
En definitiva, un comic con una premisa muy buena, con un dibujo espectacular pero que estropea la búsqueda de la provocación por la provocación de su guionista, que se olvida de que hay cosas más importantes.
Más Wanted en:
Un saludete guap@s.
Esta es la premisa argumental de Wanted, una premisa que en manos de un guionista de calidad podría haber dado lugar a una obra maestra, a un Wachtmen de los supervillanos. No había razones para pensar que Mark Millar, uno de los niños mimados del comic yankee, no iba a ser ese guionista de calidad pero después de leer las 144 páginas que conforman los 6 números de Wanted hay que decir que Millar ha dejado de lado el construir una historia sólida y unos personajes con alma a partir de la premisa antes expuesta en favor de la provocación gratuita a base de soeces chistes de caca, culo, pedo, pis. Este hecho me ha llevado a hacerme muchas preguntas:
¿Nadie le dijo a este hombre que este tipo de chistes hace mucho que dejaron de ser políticamente incorrectos para ser simplemente de mal gusto? ¿De verdad se cree Millar que por pasar un par de meses trabajando en un matadero un mediocre de la vida como Wesley Gibson se puede convertir en un psicópata sin escrúpulos como The Killer? ¿Por qué si ya no hay superhéroes contra los que luchar y viven en una lujosa clandestinidad, siguen usando sus viejos trajes los miembros de La Fraternidad? ¿El personaje de The Fox está para algo o es que simplemente pensó que hacía falta una tía buena si o si? ¿Se puede crear un malvado más tópico y ridículo que Mr. Rictus? ¿Por qué Wesley y The Fox eligen el bando que eligen cuando estalla el golpe de estado? ¿No se da cuenta Millar que ese giro final de la última página del quinto número niega algo que no es que hayamos intuido sino que hemos llegado a ver en las primeras páginas? ¿No se da cuenta de que eso es un insulto al lector? ¿El aburrido último número tiene su razón de ser en que Millar se dio cuenta a mitad de camino de que le estaba quedando una historia sin pies ni cabeza? ¿Por qué la moralina final de deja de ser un mediocre y haz algo grande tiene ese tufillo a El club de la Lucha y queda tan impostada?
Por suerte, la dejadez en las letras que exhibe Mark Millar la compensa el extraordinario trabajo en los dibujos de J. G. Jones, un dibujante al que tengo que reconocer que no conocía de nada y que me ha sorprendido gratamente por su estilo cinematográfico, su gusto por el detalle, sus espectaculares splash-pages y una fluidez narrativa que hace que no haga falta ni leer los bocadillos para seguir la historia.
En definitiva, un comic con una premisa muy buena, con un dibujo espectacular pero que estropea la búsqueda de la provocación por la provocación de su guionista, que se olvida de que hay cosas más importantes.
Más Wanted en:
Un saludete guap@s.
Creo que a mí no me disgustó tanto como a ti pero porque lo leí después de otro de los peores cómics de Millar (junto con Touble: ése sí que lo masacrarías si lo leyeras... pobre Tía May), El Elegido (The Chosen), que es una bazofia provocadora que termina casi como Wanted de mal. El caso es que Wanted hay que leerla no sólo como un divertimento, sino fijándose en sus aciertos, porque sino te parece una broma. A ver la película...
ResponderEliminarUn saludo.
Me parece que ni voy a leer Chosen ni ninguna otra obra del Millarverso después de la desilusión que me ha supuesto Wanted.
ResponderEliminarEn cuanto a la película no parece que vaya a tener nada en común con el comic... lo que por una vez no me parece algo reprochable xD
Yo por mi parte espero que Cabeza de Mierda no aparezca (todavía tengo el estomago revuelto desde que en La Chica Explosiva Bill Paxton se convertía en un mierdón con ojos, la escatología no me va nada) y que no se tiren los últimos 15 minutos de la peli de chachara intentando arreglar el desaguisado de una historia cogida por alfileres.
Saludetes.
No sé que me parece más imbécil si preguntarse como en una obra de ficción el protgonista, el hijo de un superhéroe, no aprende como un humano o hablar de dejadez de letras. Podría haber sido el Watchmen de los supervillanos. Claro, el año 1986 está escogido PORQUE Sí, porque Millar es un tio que, como usted, mira términos (millarverso) en google y TAL, entonces mira le salió 1986. Que el tufillo al club de la lucha es COSA SUYA, que es MU LISTO y Millr no tiene ni zorras sobre el manual anárquico de Palahniuk o Matrix. TODO ESTO ES UN TUFILLO QUE NO CUADRA ¿EH KALIMERO?
ResponderEliminarUna persona incapaz de valorar la escatología, que hace una crítica tan inepta merece la mayor de las discrepancias. No sé si merece explicarle la carga referencial ei rónica que hay en Mr. Rictus: total, usted lo despachará con sus argumentos bastante paupérrimos la verdad.
Nada más innecesario que esta critica.