Un típico bar de carretera secundaria. En él solo se encuentran el camarero leyendo el Marca y un parroquiano habitual acodado en un extremo de la barra tomadonse un eterno café. En esto que entra un tipo al bar con toda la pinta de ser de gran ciudad con su camara de fotos última generación con 950 megapixeles y una gorra de los Yankees. El tipo se sienta a la barra y el camarero le pregunta:
- ¿Qué le pongo, caballero?
- Un café con leche y dos magdalenas, si no es molestia.
- El cafelito se lo pongo en un momento pero magdalenas no me quedan. Tengo biscotelas, cañas de crema y de chocalate, bilbainos, sobaos, pandorinos y palmeras de hojaldre. ¿Qué le pongo?
- Bueno, pues entonces pongame un Colacao y dos magdalenas.
- No, vamos a ver, creo que no me ha entendido: no me quedan magdalenas. ¿Ve ese expositor? Pues es el expositor para bollería y en el hay biscotelas, cañas de crema y de chocolate, bilbainos, sobaos, pandorinos, palmeras de hojaldre y un espacio vacio. ¿Lo ve? Pues ahi es donde normalmente va la bolsa de las magdalenas pero hoy, mira tu por donde, no me quedan. ¿Lo ha entendido ahora?
- Esta bien. Pues entonces me va a poner un té... y dos magadalenas.
El camarero esta a punto de explotar:
- Mira, yo trabajaba en un banco y estaba muy estresado. Fui al psicologo y me dijo que me fuera al campo, que la ciudad no era para mi. Y entonces un tio mio que no tenía hijos la palmó y me dejó en herencia este bar de carretera por el que no pasa nunca nadie y me dije: "Esta es la mía" y para aquí me vine y me encontré con esta pedazo de barra vacia y decidí que la mejor manera de llenarla era poniendo un expositor para bollería y llenarlo con biscotelas, cañas de crema y de chocolate, bilbainos, sobaos, pandorinos, palmeras de hojaldre y magdalenas. ¡Pero hoy no me quedan magdalenas! Así que haga el favor de pedir otra cosa o de irse de este establecimiento. ¿Entendido?
El cliente se lo piensa un rato y al final dice:
- Bueno, pues entonces me va a poner un poleo-menta... y dos magadalenas.
El camarero, más quemado ya que la moto de un hippie, salta la barra, le arrea dos puñetazos al tio tirandolo al suelo, le da patadas en la cabeza y en el estomago, lo pisotea y cuando ya esta inconsciente lo coge, lo lleva fuera, lo mete en su coche, lo rocía de gasolina y le prende fuego.
- Uffff, que a gusto me he quedado - dice el camarero en voz alta cuando entra de nuevo en el local.
En esto que el parroquiano, que no había alzado la vista de su perenne café en toda la escena le contesta al camarero:
- Que paciente eres Tomás... yo a la segunda vez hubiera cogido esta bolsa de magdalenas que tengo aquí y se la hubiera estampado en toda la cara.
Un saludete guap@s.
- ¿Qué le pongo, caballero?
- Un café con leche y dos magdalenas, si no es molestia.
- El cafelito se lo pongo en un momento pero magdalenas no me quedan. Tengo biscotelas, cañas de crema y de chocalate, bilbainos, sobaos, pandorinos y palmeras de hojaldre. ¿Qué le pongo?
- Bueno, pues entonces pongame un Colacao y dos magdalenas.
- No, vamos a ver, creo que no me ha entendido: no me quedan magdalenas. ¿Ve ese expositor? Pues es el expositor para bollería y en el hay biscotelas, cañas de crema y de chocolate, bilbainos, sobaos, pandorinos, palmeras de hojaldre y un espacio vacio. ¿Lo ve? Pues ahi es donde normalmente va la bolsa de las magdalenas pero hoy, mira tu por donde, no me quedan. ¿Lo ha entendido ahora?
- Esta bien. Pues entonces me va a poner un té... y dos magadalenas.
El camarero esta a punto de explotar:
- Mira, yo trabajaba en un banco y estaba muy estresado. Fui al psicologo y me dijo que me fuera al campo, que la ciudad no era para mi. Y entonces un tio mio que no tenía hijos la palmó y me dejó en herencia este bar de carretera por el que no pasa nunca nadie y me dije: "Esta es la mía" y para aquí me vine y me encontré con esta pedazo de barra vacia y decidí que la mejor manera de llenarla era poniendo un expositor para bollería y llenarlo con biscotelas, cañas de crema y de chocolate, bilbainos, sobaos, pandorinos, palmeras de hojaldre y magdalenas. ¡Pero hoy no me quedan magdalenas! Así que haga el favor de pedir otra cosa o de irse de este establecimiento. ¿Entendido?
El cliente se lo piensa un rato y al final dice:
- Bueno, pues entonces me va a poner un poleo-menta... y dos magadalenas.
El camarero, más quemado ya que la moto de un hippie, salta la barra, le arrea dos puñetazos al tio tirandolo al suelo, le da patadas en la cabeza y en el estomago, lo pisotea y cuando ya esta inconsciente lo coge, lo lleva fuera, lo mete en su coche, lo rocía de gasolina y le prende fuego.
- Uffff, que a gusto me he quedado - dice el camarero en voz alta cuando entra de nuevo en el local.
En esto que el parroquiano, que no había alzado la vista de su perenne café en toda la escena le contesta al camarero:
- Que paciente eres Tomás... yo a la segunda vez hubiera cogido esta bolsa de magdalenas que tengo aquí y se la hubiera estampado en toda la cara.
Un saludete guap@s.
q cosa mas mala xD
ResponderEliminarEs facil criticar desde el anonimato... bueno, realmente el chiste es muy malo, lo tengo que reconocer, y queda todavía peor escrito que contado de viva voz xDD
ResponderEliminarmalillo es kali... xD creia que te habian hacekado el blog si te digo la verdad :/
ResponderEliminarPd: me gusta tu nuevo header!
ja, ja que bueno. Tiene su gracia. ¡Los demás no tienen sentido del humor!
ResponderEliminar¡Gracias, Josera! Ya creía que no le había gustado a nadie.
ResponderEliminarEl humor marteño es muy incomprendido jejeje
¡Qué chiste tan mítico! yo también lo he contado en alguna reunión de amiguetes. Se lo escuché a Santi Millán (El frutero) antes de ser archiconocido en un programa concurso de humor que se llamaba "Esto no es serio" y lo flipé en colores
ResponderEliminarOstia puta! Es malo con ganas! (me encanta, xDDD)
ResponderEliminardr. benway: si, yo también se lo escuché a Santi Rodríguez... obviamente el lo contaba con más gracia xDDD
ResponderEliminarforfy: que no hombre, que el chiste es bueno, el que es malo soy yo contandolo jejeje
Saludos.