Donkey Kong no es único en su especie ni ha sido portada de Time como Copito de Nieve. Tampoco ha tenido nunca un amigo tan bueno que le dedicara una canción como el mono Amelio. No sabe hablar ni fumar en pipa ni echar quinielas como Zira, Cornelius, Zaius y el resto de habitantes del Planeta de los Simios. No recibe una paga del Ministerio de Defensa Británico como los macacos de del Peñón de Gibraltar ni lleva gafas de sol, ni pinganillo ni pega palizas a quinquis y ecuatorianos como los gorilas de discoteca. Y, a pesar de compartir apellido, no se ha convertido en un icono del siglo XX y parte del XXI como King Kong. Su triste historia es la siguiente:
Donkey Kong vivía tranquilamente en la jungla y hacía lo que suelen hacer todos los gorilas jovenes: comer bananas, tumbarse a la bartola en una robusta rama, tocarse los huevos con las dos manos y olisquearle el ojete a las nenas. Donkey Kong era feliz pero un día esta felicidad terminó: llegaron a la jungla los cazadores furtivos de Nintendo y se lo llevaron para Japón. De eso hace ya 25 largos años.
Los jerifaltes de Nintendo (que en esa época se dedicaban al secuestro y la extorsión) le obligaron a hacer un trabajo horrible: durante horas y horas debía tirarle barriles de dinamita, bolas de fuego y pasteles tóxicos a un fontanero con mono rojo y bigote azanariano para que el susodicho no pudiera rescatar a una especie de princesa con una seta de sombrero y que pegaba unos gritos tremendos. Y lo peor no era eso sino que le colocaron una horrible ¡corbata roja!
Pasaron los años y los de Nintendo decidieron entrar en el negocio de la importación / exportación de bananas al por mayor y consideraron que Donkey era el mejor para recolectar bananas por el mundo. Asi que durante años nuestro pixelado y binario amigo buceó por produndos oceanos, saltó insondables abismos y peleó con toda clase de bichos malolientes mientras recolectaba todas las bananas que podía.
Pero los señores de Nintendo nunca estaban contentos y, visto que Donkey no les proporcionaba todo el material que necesitaban, decidieron proporcionarle un ayudante. El remedio resultó ser peor que la enfermedad y Diddy Kong (que asi se llamaba el ayudante), un julandrón y una locaza de cuidado a parte de ser un tirillas y del Barça, no le resultó de mucha ayuda sino que más bien le entorpecía.
Con el tiempo en Nintendo vieron que el negocio de las bananas no daba muchos beneficios y decidieron pasarse al lucrativo negocio de la promoción deportiva. Entonces vimos a nuestro amigo jugando al tenis, conduciendo ridículos cacharros a ruedas y dandose de hostias cual Hulk Hogan frente al petardo fontanero bigotudo, la princesa cabezaseta, un chaval muy raro vestido de verde, un ratón amarillo que echa rayos por las mejillas y resto de ralea nintendera.
Donkey Kong ya esta harto, lleva 25 años trabajando para Nintendo y ni siquiera le han dado de alta en la Seguridad Social. Quiere volver a su jungla y quitarse la horrible corbata y quiere hacerlo con una buena pensión por parte de Nintendo. Sus buenos amigos Homer J. Simpson y Jefe Maestro le apoyan en sus exigencias.
Si tu también estas con el no dudes en mandarle un email a los jefazos de Nintendo... ¡Cuantos más seamos, más posibilidades tendremos de que nuestro amigo consiga su sueño!
Pd: ¡Más de 3000 visitas! ¡Como mola! En breve algunos regalitos para celebrar tan emotivo acontecimiento.
Un saludete guap@s... y feliz semana del gorila.
Es un mito: su juego para la GameBoy aún ha de ser superado.
ResponderEliminarSi, es uno de los grandes y por eso no podía caer en el olvido en unas fechas tan señaladas para nuestros primos hermanos peludos y hocicones.
ResponderEliminarSaludos!!!
HAGAN QUE DONKEY KONG REGRESE ASU JUNGLA EL QUIERE CUMPLIR SU SUEÑO DE LLEGAR A SU JUNGLA
ResponderEliminarregresen a dk
ResponderEliminarputos lo de nintendo si no lo regresan
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