Las bodas, esas entrañables celebraciones maritales, perfectas para forjar anecdotas y amistades etílicas, que tanto nos gustan a todos... siempre y cuando no sea la nuestra, claro xD. Pues bien, ayer estuve en una de ellas y no faltó nada de lo que se presupone que debe llevar de serie una boda que se precie. ¿Y que es lo que debe llevar una boda que se precie? Pues lo siguiente:
- Ceremonia: puede ser mayormente de dos tipos: por lo civil o por lo criminal, digo por lo católico (que es el método usado al 100% por mi familia). Pero incluso dentro de las ceremonias católicas existen dos tipos: las bodas formales, que siguen el rito adecuado y las bodas romería, que son aquellas que se fuerzan para que se parezcan a las de las pelis americanas (o sea, donde el cura diga cosas como "ya puedes besar a la novia" o "si alguien tiene algo que decir que lo haga ahora o que calle para siempre"). A mi las dos me aburren soberanamente por lo que me suelo quedar en la puerta de la iglesia donde siempre se puede encontrar uno con algun tio que lleves años sin ver y sea del Barça para inicar una animada conversación futbolística repleta de pullas.
- Momento arroz: cuando termina la ceremonia todos salen a las puertas del recinto y cogemos puñados de arroz para lanzarlos con nuestra mayor fuerza y mala leche cuando salgan los novios. Los novios se hacen de rogar (supuestamente para firmar noseque papeles aunque yo creo que es para preparse psicologicamente) y cuando se deciden a salir el arroz de nuestras manos se ha cocido ya y la mitad se queda pegado cuando se lo arrojamos a los tardones. Pasa la primera andanada, se gritan unas cuantas insensateces y cuando los padrinos asomen la nariz por la puerta empieza una segunda andanada (normalmente promovida por los amigotes del novio todavía borrachos de la despedida de soltero del día anterior) mucho más virulenta en la que el arroz se tira directamente en bolsas de plástico, que suelen acabar en la cabeza de la madrina destrozandole el peinado o en los mismos paquetes, que suelen terminar golpeando con fuerza la cara de la novia.
- Momento parque: una vez terminado el ataque frontal arrocil, los novios, padres y padrinos se marchan a algun parque para hacerse el típico y cursi reportaje de video. Mientras, el resto de invitados, nos marchamos a toda ostia hacia el salón de bodas a pillar sitio.
- El salón de bodas: algunos millonetis celebran los banquetes en sus fincas/cortijos pero las personas normales se decantan por un salón de bodas. Existen dos tipos de estos establecimientos: los salones basura, donde ponen las gambas del Día, el postre es una copa nata/chocolate Hacendado, los servicios estan inundados y los camareros parecen sacados de un centro de dexintoxicación; y los salones de calidad, que es donde normalmente se celebran las bodas de mi familia y donde incluso te dan un mapita para llegar a tu asiento en la mesa, ¡que apañados!
- Momento vítores: normalmente los novios también se hacen de rogar para llegar al banquete pero cuando por fin aparecen, despues de un aplauso puestos en pie, todos nos ponemos a comer y beber en cantidades industriales. Esta ingesta descontrolada hace que algunos se achispen y empiecen con los típicos vítores: "Que se besen los novios", "Que se besen los padres de la novia", "En lo alto de la silla", etc. Al principio resultan divertidos para la cosa degenera en cánticos ridículos. Por suerte, en esos momentos se empieza a servir el plato fuerte y la calma vuelve... para volver a estallar la tormenta cuando llegue la tarta.
- Momento tarta y champán: es el momento más emotivo de la noche: el novio cortando la tarta y dandosela a probar a la novia de la misma espada. Cuenta la leyenda urbana que una vez a un novio durante este trance le entró un repentino y tremendo ataque de tos y la novia acabó con la garganta atravesada. Yo nunca vi algo parecido en mis multiples experiencias en bodorrios... aunque no estaría nada mal. Después de la tarta llega el champán y los puros (que fuma todquisque aunque no sean fumadores) y con ellos vuelven los temibles cánticos y vítores...
- Momento barra libre y grupo musical: después del cafe pos-tarta se hace una tensa y silenciosa espera, con todos los invitados mirando hacia el bar, esperando a que una luz se encienda y poder avalanzarse sobre la barra para poder bajar el solomillo con un buen whisky. Los cubatas van y vienen sin control y de pronto te encuentras a tus, tan formales habitualmente, familiares despendolados y bailando como posesos grandes hits como Paquito Chocolatero o La Macarena interpretados por un señor con bigote al teclado, un señor calvo a la guitarra y una señora gorda y con peluca a las voces. Gracias al Boss, existen las cámaras de video para inmortalizar estos momentos... y poder utilizarlos posteriormente para hacer chantajes y dedicarme a la extorsión de manera profesional.
- Momento de marcharse: pasan y pasan las horas y van y vienen los cubatas y los hits. Cuando las cinco de la mañana ya asoman, el dueño del salón empieza a utilizar sus tácticas militares para vaciar el establecimiento: los camareros empiezan a fregar los suelos, las botellas desaparecen sospechosamente del bar, las luces se apagan y se encienden como si fueran un fenómeno paranormal y los reventados empezamos a pillar las indirectas y empezamos a despejar. Y así, sobre las cinco de la mañana y tambaleandome a causa de tanto alcohol y comida (aunque me quiera convencer a mi mismo de que se trata de los zapatos y su mierda de suela) me dirigo a mi casa, que por suerte esta a solo 150 metros del local porque si llega a estar más lejos los zapatos me habrían obligado a hacer varias paradas en boxes.
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